lunes, 25 de julio de 2022

Pasando de tinta a teclado

 Pasando de tinta a teclado

No tenemos electricidad, pero tenemos un panel solar que nos genera luz para cenar. 

No tenemos heladera, pero tenemos comida fresca cada día para almorzar. 

No tenemos ni microondas ni horno pero tenemos leña para el fuego avivar. Y qué rica es la comida cocinada a leña, por favor.

No tenemos un baño con inodoro, videt, ducha y lavatorio. Pero tenemos una letrina entre cuatro chapas con la que practico puntería, un balde de agua fría para despertarme con el baño matutino y una palangana con jarra roja para lavarme las manos. 

De espejo ni hablemos. Pero te digo que me gusta bastante no preocuparme por mi apariencia, que si me sale un grano, que si estoy despeinada, que si blablabla. Y en cambio, me ocupo de ver mi reflejo en la gente que me rodea. Son las personas que notan y me reflejan si estoy feliz, cansada, con nostalgia o con dolor de panza. 

Acá hago una pausa y me digo principalmente a mi, que con todo esto no quiero romantizar la pobreza. Me enfoco en lo que tenemos hoy y principalmente en cómo lo vive la gente de acá todos los días. Porque yo puedo hablar como si fuese una experta pero la realidad es que soy una novata, que no la tengo ni un poco clara y que como experiencia todo muy bonito. Pero los que la luchan 24/7 acá son ellos. La falta de recursos no es algo que lo viven con alegría. No son felices con lo poco que tienen. Son felices porque su cultura es alegría, compartida, gratitud, comunidad, música y colores. En mi opinión, deberíamos dejar de pensar lo típico “ay que lindos y que felices son con tan poco”. Hay muchas carencias, mucha injusticia, mucha falta. No juzguemos tanto y respetemos más.

Así como falta mucho, abundan de simpleza que es de lo que hoy un poco hablo y registro. 

Las tardes son de un calor que no les puedo ni explicar. Pero las sombras de los árboles son lo que nosotros llamaríamos ventilador o aire. 

La música de los pájaros a toda luz del día y el despertador del gallo a la madrugada te hacen olvidar de cualquier alarma o spotify. 

Cargar el celular es ir al puestito de chapa del “centro” a que te lo cargue a cambio de 10 chelines. Sí, dejas tu celular ahí y cuando se termina de cargar lo volves a buscar. 

No tenemos un menú muy variado, entre siete comidas, vas a intercalar toda tu estadía. Pero te aseguro que las manos de Diana y Jane hacen que esperes ese momento todos los días. Y no te digo si ese día toca chapatis, ya todos saben que son mis preferidos y la gordapochi baila cada vez que son servidos en la mesa. Si somos dos o veinte personas, siempre va a haber comida en la mesa para cada uno. Eso seguro. 

Uno de los rituales que más me gusta es, antes de comer, uno siempre agarra la jarra y la palangana y les lava las manos a todos los que están presentes. Es un gesto que me emociona recibir y de la misma manera dar. Es servicio, es pausa, es respeto. A los ojos siempre nos miramos y nos decimos Erokamano. (Gracias en Luo) 


Erokamano Rusinga.





miércoles, 29 de junio de 2022

La bienvenida a Rusinga

Oh no. Otra persona acaba de morir. 

Esas fueron las palabras que escuche justo antes de irme a dormir la primer noche en Rusinga, después de escuchar un grito horrible y desahogado a la distancia. 

No tenía batería en el celular y no había electricidad para poner a cargarlo tampoco. La otra voluntaria que dormía en la cama de al lado, me dijo esas palabras y después se durmió. 

No me quedaba otra que mirar el techo y acomodar la red de mosquitos que tenía sobre la cama. Escuchaba la lluvia caer torrencialmente sobre el techo de chapa y el cuarto se iluminaba completamente con los relámpagos. 

Linda primera noche de aventura Pochi. Todo parecía una noche de terror, pero yo no podía dejar de sonreír. Me dolía la panza de los nervios. Al día siguiente iba a empezar lo que venía esperando hacía rato. 

Seis de la matina arriba con el gallo y con mamma Jane a los gritos dando órdenes de acá para allá a los chicos. Mi nueva amiga me da un rollo de papel higiénico y me dice: "allá están las letrinas pero el papel te lo tenes que comprar vos en el centro. Tengo varios de más, agarra este y también una botella de agua mineral."

     Seo, gracias por eso 💛

De desayuno, probé lo que después iba a ser el culpable de mis 5 kilos de más. Mandazis y té con leche. Sería una especie de torta frita pero que pffff calentitos y bien tempranito en la mañana, la pochi se emocionó y se comió un montón.  

A la escuela fuimos, y conocí a Francis el Jardinero con el que iba a pasar todas las mañanas de ahí en más. 

Subí a la escuela y una multitud de niños y niñas vinieron a recibirme. No parecían estar en clases. Las maestras estaban ocupándose de otro asunto.


Ahí entendí la frase de Seo la noche anterior. Las maestras estaban juntando plata para el entierro de una alumna que había fallecido la noche anterior por malaria. Cinco años tenía. 


Mi corazón se estrujó. 


Jugamos toda la mañana y toda la tarde con los chicos. Me enseñaron las primeras palabras en Luo y me pidieron que los ayude con las tareas porque las maestras no podían estar en ese momento. 

Porridge de media mañana y porotos por la tarde. Me recordó a nuestros días con Mags en Ngcizele, Sudáfrica. Soga y Manyano Schools. Dónde ya vivía un sueño y proyectaba seguir creciendo.

Al volver a la casa, Jane ya había preparado la comida y con un atardecer multicolor cerraba el primer día. 

En esa cena fue que los conocí a ellos. Mike y Salvo. Hoy mis hermanos del alma. En ese momento, Salvo ni me hablaba pero me lavó las manos con la jarra de agua sobre la palangana y en su mirada me encontré. Mike, más extrovertido, ya me daba charla y hasta me regaló las patas y la cabeza de la gallina por ser mi primer día. Sin pensarlo mucho, lo acepté y me lo comí. 


Erokamano kuom chiemo. (Gracias por la comida.)


Así fue cómo empezó todo en la isla. Sin saber que en ese lugar me quedaría más de lo planeado, "varada" en medio de una pandemia. Que Rusinga se convertiría en hogar y que hoy a gente de ahí llamaría familia. 


Erokamano Rusinga 

(Gracias en Luo)



lunes, 27 de junio de 2022

HOLA ME PRESENTO SOY LA POCHI

 Buenas bueeeenas!👋👋

Empiezo a escribir esto de un envión porque sino nunca me animo a empezar. Me da muchos nervios estar escribiendo esto, pero era una meta que tenía hace rato y que quiero arrancarla. Con nervios, miedo, cositas en la panza, pero hacerla igual.

Primero que nada, me presento. (Por si llega a haber alguien que lea esto que no me conozca que no creo 😂) Me llamo Clara, me dicen Pochi y me encanta escribir. Disfruto mucho de pasar tiempo con amigas, amigos y sobretodo con mi familia. Este punto me pone un poco sensible porque hace más de dos años y medio que vivo afuera de Argentina y la mayoría viven allá. Por suerte tengo mucha gente que me acompaña en mi día a día sea donde sea que esté. 

Ahora mismo estoy escribiendo desde Dinamarca, con una vela encendida y un sahumerio que me relajan antes de irme a acostar. Vivo acá hace casi tres meses con Kevin, mi novio que lo conocí en Tanzania. (Esa es otra historia para ser contada)

Desde chica que me gusta escribir pero solo hace unos cuatro o cinco años empecé a dedicarle más tiempo e importancia. Esta práctica que muchas veces me cuesta, es la que más me conecta conmigo misma y la mejor herramienta que tengo para procesar, aceptar y vivir situaciones de todos los días. Soy un taanto intensa, y me encanta eso de mí. (pero tardeee en que me guste)

Como les contaba, necesito de la escritura para procesar y transitar momentos y básicamente mi vida. Es así como en los últimos años llene de tinta varios cuadernos y en mis valijas hay más papeles que ropa. Ahora que estoy lejos de dónde fue mi casa los últimos años, puedo empezar a decantar mucho de lo que fui viviendo que estando de lleno en ese lugar muchas veces el contexto me abrumó y no me permití procesar. 

Desde fines del 2019 hasta abril del 2022 viví en diferentes países de África, pero principalmente y la mayor parte del tiempo en Kenia. VAAAYA CAMBIO pasar de Kenia a Dinamarca. No me lo hubiese imaginado, pero fue y es lo que necesitaba. De un poco de todos estos últimos años es lo que quiero compartir acá. Pasar de la tinta al teclado. Pasar de tenerlo solo en cuadernitos a compartirlo. Creo que el compartir abre nuevas puertas, nuevos horizontes y también lo hace más lindo. 

Acá estoy, animándome a contar un poco de mis vivencias, animándome a mostrar esta parte de mi que generalmente tengo un poco más escondida. Si llegaron hasta acá, HOLA MA Y PA, se que ustedes están! Y si hay alguien más, gracias por el tiempo. Qué emoción y que nervios que me da compartir esto. Pero es el primer paso para seguir hacia donde quiero ir. 


Gracias,

La Pochi💛

Esta foto me representa a un mil: mate 
en mano viendo pasar a un elefante por al lado.
 La pochi feliz.


Pasando de tinta a teclado

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